Estamos en mitad de Las tribulaciones de Virginia, una obra para marionetas. Cada cierto tiempo, el titiritero que sostiene los hilos nos da explicaciones sobre lo que ocurre. Sus palabras se mezclan con sirenas, lunas de caras distintas y lluvias de confeti. Al final, creador y creación se confunden, intercambiando atributos. Valentín puede acabar siendo mitad muñeco articulado mitad persona de carne y hueso. Incluso el titiritero se convierte en un personaje más de su propia creación. Entonces comenzamos a hacernos preguntas. ¿Quién mueve a quién? ¿Qué tipo de espectáculo estamos viendo? ¿Cuál es su propósito?
dijous, 6 de desembre del 2007
LOS HERMANOS OLIGOR EN EL CINE
Virginia, la bailarina de una caja de música, a veces pasea montada en un elefante. Valentín, un joven risueño que siempre dice sí, va en bicicleta a todas partes. Los dos personajes tarde o temprano acaban coincidiendo en el escenario, bajo una carpa circense. Al verse, sonríen. Y poco después nos muestran su amor. Da igual que ella sea una diminuta muñeca de papel y él, un enorme muñeco de madera; tampoco importa que estén articulados de forma diferente. Entre ingenios mecánicos los lazos amorosos son posibles, al menos durante unos minutos. Mientras lo anterior sucede ante un selecto público, un corazón proyecta un foco de luz.
Estamos en mitad de Las tribulaciones de Virginia, una obra para marionetas. Cada cierto tiempo, el titiritero que sostiene los hilos nos da explicaciones sobre lo que ocurre. Sus palabras se mezclan con sirenas, lunas de caras distintas y lluvias de confeti. Al final, creador y creación se confunden, intercambiando atributos. Valentín puede acabar siendo mitad muñeco articulado mitad persona de carne y hueso. Incluso el titiritero se convierte en un personaje más de su propia creación. Entonces comenzamos a hacernos preguntas. ¿Quién mueve a quién? ¿Qué tipo de espectáculo estamos viendo? ¿Cuál es su propósito?
Estamos en mitad de Las tribulaciones de Virginia, una obra para marionetas. Cada cierto tiempo, el titiritero que sostiene los hilos nos da explicaciones sobre lo que ocurre. Sus palabras se mezclan con sirenas, lunas de caras distintas y lluvias de confeti. Al final, creador y creación se confunden, intercambiando atributos. Valentín puede acabar siendo mitad muñeco articulado mitad persona de carne y hueso. Incluso el titiritero se convierte en un personaje más de su propia creación. Entonces comenzamos a hacernos preguntas. ¿Quién mueve a quién? ¿Qué tipo de espectáculo estamos viendo? ¿Cuál es su propósito?
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada